domingo, 4 de diciembre de 2011

Veracruz

Después de esto Cortés y sus files acompañantes siguieron su camino costeando el golfo de México, hasta llegar a la isla de San Juan de Ulúa, un lugar como lo describe Fernando Benítez:
(…) El arenal de oro, rizado, virgen de pisadas, parecía aguardar un suceso de la mayor importancia. El pico de Orizaba, cuando lograba sacudirse las nubes inoportunas, asomaban sus blancas cabeza.[1]

Algunos indígenas vieron a lo lejos dos cerros que se movían por encima del mar, dándole la noticia de lo que habían visto a Moctezuma, rápidamente este envío mensajeros. Aquí en este sitio es donde Cortés tuvo sus primeros contactos con Moctezuma por medio de los mensajeros quienes le hicieron entrega de diferentes presentes ya que se pensaba que la grandiosa profecía se había realizado, que el gran Quetzlcoatl llegaba al mundo de los vivos. Estos mensajeros fueron prisioneros por unas cuantas horas, pero finalmente fueron puestos en libertad.
Cortés en este lugar funda su primera ciudad llamada la Villa Rica de Vera Cruz, este nombre fue puesto por la gran riqueza de su tierra. Se creo un consejo donde sus mejores hombres lo conformaron, Cortés por su parte renuncio a su cargo de capitán general, entregando las instrucciones de Velazquez; pero esto no dura nada ya que los alcaldes volvieron a nombrarlo capitán y no solo eso si no que también justicia mayor de las nuevas tierras.
Entre los hombres de Cortés había muchos partidarios de Velazquez y otros deseosos de  volver a Cuba por miedo a no arriesgarse a tierras desconocidas, para evitar que huyeran los inconformes Cortés envío ordenes a sus hombres donde pedía sacar todos los objetos de utilidad, destruyendo las naves y dejando solo una para enviar mensajes al rey de España. Con esto los integrantes de la expedición no tuvieron otra salida más que seguir a su capitán, llegando a la ciudad de Zempoala.


[1] Fernando Benítez. La ruta de Hernán Cortés. FCE. México, 1950. p. 133
[2] José Luis Martínez. Hernán Cortés Semblanza. FCE. México, 1997. p. 68

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