lunes, 5 de diciembre de 2011

Universidad Autonoma de la Ciudad de México.

Plantel del Valle.

Alumnos: Yoselín Solís Martínez y Natanahel David Lozada Orduña.

Matriculas: 10-004-0121  y 10-004-0072.

Profesor: Ricardo Laviada.

Asignatura: Cultura Cientifica y Humanistica II.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Índice

Introducción


·        Objetivo
·        Justificación
·        Preguntas

Desarrollo

·        Hernán Cortes antes de emprender su viaje 
·        Ruta de Hernán Cortes y sus sucesos
o       Cuba
o       Cozumel
o       Río de Grijalva (Tabasco)
  o       Veracruz
  o       Zempoala  
  o       Tlaxcala  
  o       Cholula

Conclusión



Fichas de consulta




Introducción

Objetivo:
            El objetivo del presente trabajo es dar a conocer la ruta de Hernán Cortés, para comprender esto es importante narrar algunos sucesos de la vida de este personaje, que lo llevaron a una expedición hacia nuevas tierras.
Justificación:
            Este trabajo se eligio considerando la importancia del encuentro formal con la cultura prehispánica y Hernán Cortés, por lo que anteriormente se habían realizado dos expediciones más, por otros aventureros. Siendo este acontecimiento transcendental para la historia de México.
Preguntas:
            ¿Cómo era la vida de Cortés antes de embarcar a nuevas tierras?
            ¿Por qué Hernán Cortés fue designado para esta expedición?
            ¿Qué tipos de navegantes iban en esta expedición?
            ¿Cuál fue la ruta que tomo Cortés para llegar a Tenochtitlan?
            ¿Qué sucesos se mostraron durante la expedición?

Hernán Cortes antes de emprender su viaje

Primero que nada es importante destacar que fue el conquistador de México. Nació en Medellín el año de 1485, sus padres fueron Martín Cortés el cual era un capitán retirado y vivía en modestia de algunas tierras y del comercio, Catalina Pizarro su madre la cual era muy honesta, religiosa, recia y escasa.
Durante su infancia de Cortes hubo muchos aconteiminetos como lo fue: el descubrimiento de America por Cristóbal Colón, los judíos fueron expulsados del suelo español, los reyes católicos toman en 1492 la ciudad de Granada, etc.[1]
Don Martín Cortés su padre manda a su hijo a estudiar a la Universidad de Salamanca ya que quería una carrera menos riesgosa para su pequeño joven. Cortés se apreciaba de su conocimiento del latín ya que lo aprendió al igual que las argucias de abogado lo cual le sirvió en las Indias. En ese tiempo todo joven soñaba con viajar en los grandes mares ya que todos hablaban en las tabernas y puertos de las grandes aventuras marítimas, las tierras mágicas que encontraban y los preciosos tesoros como perlas, oro y esclavos. Así que Cortés decide cerrar libros, eliminas toda ciencia y tomar el mar, decidiendo embarcarse en la expedición de Ovando en la cual no puedo ir por motivos de salud ya que quedo en cama por una paliza de un marido celoso.[2]
A los 19 años Cortés con ropa al hombro y unas cuantas monedas en la bolsa se embarca en el navío de un tal Quintero en rumbo a la llamada la Española, allí Cortés nunca participo en ningún hecho de armas. Tras cinco años de haber permanecido en esa isla decide hacer un balance en su vida enlistándose en la expedición de Alonso de Ojeda, en tal embarcación no pudo navegar, por culpa de un absceso que lo obliga a encamarse.
Se le abriría otra puerta más, al embarcarse con Diego Colón a otra expedición para establecer una colonia en cuba. Este le confío la conquista a Diego Velazquez; como lo señala José Lorenzo: Cortés se embarcó como escribano en la Villa de Azua, rumbo a Santo Domingo. Acompañó a Diego Velásquez de Cuellar en 1511 en la conquista de Cuba.[3]


[1] Fernando Benítez. La ruta de Hernán Cortés. FCE. México, 1950. p. 79
[2] Ibídem. pp. 79-80
[3] José Lorenzo L. Historia de México. Santillana. México, 1994. pp. 954 – 955.

Cuba

Tales rutas comenzaron con la partida hacia Cuba para establecer su conquista y colocar nuevas colonias en esa pequeña isla, reduciéndose a un simple paseo militar. En esa isla Diego Velazquez inicio su cargo de gobernador casándose con una doncella de la virreina María de Toledo, fundando la ciudad de Baracoa, en ese lugar Cortés siguió con su pacifica tarea de escribano y granjero. Emprendió el cultivo, crío vacas, yegua y ovejas, exploto minas y se entrego al comercio, pero lo que siempre le dejo dinero fue la escribanía.
Cortés siempre tuvo como compañero a Diego Velazquez en todas sus correrías, haciéndose novio de una llamada Catalina tal y como se llamaba la madre de Cortés haciéndole promesa de matrimonio, que a poco rompió, dejando en entredicho el honor de la familia Suárez esto hizo que Velázquez y familiares de la prometida odiaran a Cortés, esto poco a poco se convertiría en desmedidas. Como lo menciona Fernando Benítez: Los enemigos de Cortés se reunirían en la casa de Velazquez y lo acusaban de desafecto y los enemigos de Velazquez se juntaban en la casa de Cortés.[1]
Velázquez como tenia mucho poder y ya estaba cansado de Cortés lo encarcela, pero escapa resguardándose en la iglesia al poco tiempo lo vuelven a encontrar pero esta vez no lo encerraron si no que lo colocan a la vela, rumbo a la Española; allí se logra sacar el grillete de sus pies y cambia ropa con un criado que lo acompañaba logrando escapar en un bote por la noche para regresar a Cuba, largo tiempo lucho con las aguas y corrientes del río Macaguanigua. En cuando llego a tierra firme preucuro hacerse amigo de los Suárez casándose con Catalina y trato de reconquistar la amistad de Velázquez. En ese momento Velázquez acepto nuevamente la amistad de Cortés con fines de intereses personales.
Así Velázquez decide hacer una tercera expedición con destino a México ya que el dinero no faltaba y las otras dos expediciones anteriores lo enriquecían, para tal expedición necesitaba un capitán bueno ya que buscaba un hombre que fuera valeroso, capaz para mandar y que tenga la sumisión para acatar sus ordenes; entre estos nominados encontrábamos a: Vasco Portallo, algunos parientes cercanos al gobernador como lo eran Agustín Bermúdez, Antonio Velázquez y Bernardino Velázquez estos carecían de poder e influencia, Grijalva no estaba descartado del todo, pero quien surgiría ganador entre todos estos era Hernán Cortés.
Ahora Cortés debía acatarse a las órdenes que el gobernador le mandaba las cuales nos menciona Fernando Benítez:
(…) Se le ordenaba hacer cartas  y memorias de todo lo que viera en la costa como puertos  y aguadas. A los indios, debe requerirlo (en nombre del rey), para que se sometieran a su yugo y servidumbre, enviar muchas cantidades de oro, piedras, perlas y otras cosas de valor y instruir a los indios en los misterios de la fe católica y en tratarlos con amor cuando se acercasen a rescatar.[2] 
Navegando con diez barcos rumbo a Trinidad por provisiones para el viaje, allí Cortés se aloja en la casa de Grijalva. En ese lugar no sólo encontraron provisiones si no que también más navegantes para la expedición como lo fue Alfonso de Ávila, Juan de Escalante, Pedro Sánchez, Joanes de Fuenterrabía, Cristóbal de Olid y conquistadores fracasados.
Finalmente el 10 de febrero de 1519 navegaron  11 barcos, más de 500 soldados sin contar maestros ni pilotos, cerca de 100 marineros, 16 caballos, 14 cañones, 32 ballestas y 13 escopetas hacia Cozumel.


[1] Fernando Benítez. La ruta de Hernán Cortés. FCE. México, 1950. p. 83
[2] Ibídem. p. 86

Cozumel

La carta del cabildo comienza por relatar las exploraciones previas en tierras mexicanas. El primero en arribar a Comuzel fue el inquieto de Pedro de Alvarado. Por su parte Cortés llego después de tres días y al llegar se encontró con la noticia de que Alvarado había hecho sus atroces, los indios huían despavoridos de un lado a otro, algunos se hicieron en esclavos y Alvarado se fue apoderando de las cosas de valor que encontró. Cortés por su parte lo reprendió fuertemente, puso en libertad a los indios y restituyo los objetos robados.
En este lugar se hizo la primera misa en territorio mexicano implantando una cruz de madera. Como lo señala Francisco de Icaza Dufour: El sacerdote Juan Díaz oficio una misa, la primera en territorio mexicano y al terminar encomendó a los indios la veneración y custodia de la santa cruz.[1]


[1] Francisco de Icaza Dufour. Hernán Cortés. Planeta DeAgostini. México, 2004. p. 22

Río de Grijalva (Tabasco)

Cortés siguió después por las costas del golfo de México para llegar a desembarcar en el río Grijalva (actualmente Tabasco). Aquí Cortés y sus tripulantes pasaron para poder proveer agua. Lo primero que encontró fue indios, estos se mostraron totalmente hostiles. Cortés al ver esta actitud, envío una embajada de mensajeros para pedirles permiso de abastecerse e intercambiar mercancía y oro, pero los indios cedieron. Cortés pensó en tomar armas para la batalla, antes de que este tirara fuego se acordó del escrito público que un fraile le dio el cual prohibía todo daño a  los indios. Al siguiente día Cortés volvió a enviar mensajeros con mensajes de paz, pero de igual forma no cedieron, tomando esta vez las armas para empezar el ataque por parte de los españoles, utilizando caballería, sembrando pánico entre los indios. Saliendo victorioso Cortés y por la parte de los indios aceptaron ser vasallos para la tripulación española.
Hechas las pases, los indios les otorgaron regalos, tal y como lo menciona José Luis Martínez: Traen regalos a Cortés: algunas joyas, comida y veinte mujeres de las que ellos tiene por esclavas, para que moliesen pan, es decir para que les hagan tortillas.[1]
Estas veinte mujeres fueron bautizadas, una de ellas tenia una peculiaridad al hablar ya que era conocedora de las lenguas maya y náhuatle, esta mujer se llamaba Malintzin o también conocida como Malinche. Esto no los menciona  José Luis Martínez:
Las veinte indias fueron bautizadas y a Malintzin le pusieron por nombre Marina. Cortés las repartió “entre ciertos caballeros” y a esta Marina, luego apodada Malinche, “como era de buen parecer, entrometida y desenvuelta”, la dio a Hernández Portocarrero.[2]  

Cortés observa a la Malinche platicar en otras lenguas, como ya lo mencionamos anteriormente, dominaba dos lenguas, arrebatándosela a Portocarrero, para hacerla su esposa con el paso del tiempo.  
La Malinche y Jerónimo de Aguilar serian las herramientas útiles para que Cortés pudiera comunicarse con los indios con facilidad, dentro de la dinámica la Malinche traducía al maya para Jerónimo y este se lo hacia saber en español a Cortés. Permitiéndole entrar con facilidad en las grandes ciudades mexicanas.


[1] José Luis Martínez. Hernán Cortés Semblanza. FCE. México, 1997. pp. 55-56
[2] Ibídem. p. 56